marzo 29, 2007

apuntes sobre un texto de T.S.Kuhn


1. Del concepto de paradigma
Kuhn introduce el concepto de paradigma. Éste, visto como un descubrimiento de una ley o teoría que revoluciona el campo de las ciencias, a la vez que determina la forma de pensar y actuar de la comunidad científica, durante cierto tiempo, potenciando a su vez nuevos polos de investigación y análisis.
El paradigma rompe con la tradición de la ciencia normal, buscando esencialmente un desarrollo evolutivo de las investigaciones; “El nuevo paradigma implica una definición nueva y más rígida del campo.[1]
Ahora bien, a la falta de un paradigma, o una razón, o un método para encontrarlo, el desarrollo científico simplemente se limita a lo que se dispone con anterioridad, aun cuando ésta respuesta no sea del todo satisfactoria para la comunidad científica.


2. De la historia de la ciencia
La historiografía de las ciencias ha tenido, sin duda, un papel importante en el desarrollo de las investigaciones y avances en el campo de la ciencia misma, teniendo a su vez –y a diferencia de ese afán enciclopedista que tiene la historiografía clásica- una mayor cautela ante la acumulación de documentos sobre el desarrollo del conocimiento científico, sabiendo de ante mano, que no por mayor que sea el conocimiento acumulado, van a ser mayores las oportunidades de hallar ese apreciado paradigma, sino que, debido al carácter evolutivo de la ciencia, ésta se desarrolla si y solo si los conocimientos de los que se tienen causa son debidamente necesarios para tal estudio; es decir que esa suma de teorías, inventos y métodos acumulados en esos añosos libros de biblioteca, no son importantes más que para las épocas a las que respondieron, y a los estudios que a posteriori sirvieron como fundamentos necesarios.


3. De las revoluciones científicas
Tal cual lo propone Karl Popper con su teoría de la falsación, T. S. Kuhn pretende demostrar en el campo de las ciencias, que los paradigmas generados de las revoluciones científicas necesitan para su validación generalizada, el rechazo de las teorías previamente aceptadas.
Pero ambas concepciones se diferencian en el momento de enfrentarse al problema de la nueva teoría, ya que mientras Popper cree en una sustitución o reemplazo de antiguas tesis mediante la conjetura y refutabilidad de ésta, Kuhn ve que el paradigma, es una reconstrucción de las bases de teorías previas.



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[1] KUHN, Thomas Samuel, La estructura de las revoluciones científicas, pág. 46

marzo 10, 2007

un asesino que llora

Para el 96` tuve mucho trabajo.
Ese fue el año en que murió Sergio, y que también murió mi hermana. Tenía cáncer, que a esa altura ya era fulminante. Murió en Mayo, de ese mismo año 96`, y la fui a ver al cementerio, y fui con Sergio, y compramos unas flores, unas petunias que me costaron mas barato de lo que pensaba, y se las deje de recuerdo, un recuerdo que ella nunca pudo ver, que quizás algún niño sacó para dejarlas en alguna tumba lejana, o que quizás el viento que sopla por las tardes las voló a otra parte que nadie conoce, o quizás se borraron por que las borro el tiempo, quien sabe. El cáncer avanzó silencioso, tanto que nadie lo supo hasta ese mismo año 96`, hasta meses antes de que partiera, se lo dijo a su madre –a mi madre; a nuestra madre- y claro, ella lo mantuvo en silencio hasta a finales de Marzo del 96`, cuando yo me enteré, y cuando se enteró Sergio, y cuando toda la familia se enteró, y todos quisieron ayudarla, todos quisimos ayudarla, y todos quisieron darle una palabra de aliento, todos creyeron que todo pasaría rápido, pero lo que nadie sabía hasta ese momento era que ninguno de nosotros podía hacerlo –nadie podía ayudarla- ya que su enfermedad –ese sinuoso cáncer- ya la tenía acorralada. Murió como mueren aquellas mujeres que esperan algo más de la vida. Que no tuvieron hijos, por que alguna vez creyeron que eran muy jóvenes para tenerlos, y que cuando ya eran mayores y quisieron tenerlos, por algún motivo que ahora desconozco, no pudieron.

(...)

marzo 04, 2007

de muertos y vivos y vagabundos

1.
Bolaño esta vivo.

Osea, en estricto rigor esta muerto. Bien muerto. Muerto y enterrado. No sé dónde está su tumba o si la vuida está aún viva, o si no tenía vuida, o si el vuido era él, no sé, la verdad es que eso ahora tampoco tiene mucha importancia.

La herencia que deja Bolaño -y aúnque de risa escuchar un cliché, a esta altura, casi vulgar- es la esperanza de que la literatura vivirá a toda costa. No solo los libros que dejó bolaño, sino todos aquellos que vinieron y los que vendrán. Libros buenos, buenisimos, imprescindibles, clásicos, y también de los otros, esos que nadie quiere tocar, y de los que nadie recuerda si quiera el nombre. El sueño aún existe, como dice la izquierda trasnochada. Y existe por que el escritor, aquel que ejerce impunemente el oficio, se constituye desde cualquier parte. Desde los asientos traseros de un auto, desde un escritorio y frente a una pantalla, desde una fuente de soda en servilletas blancas, o simplemente en el más frío y tétrico de los desiertos.


¿Pero qué representa ese sueño? Es el sueño de poder vivir la literatura. No vivir de ella, más bien es la esperanza a creer que el escritor -como viajero, como borracho, como un soberano perdedor, o como lo que sea- aún existe. Esta vivo y esta al alcanze de la mano. Digno de ese ethos occidental que intenta vanamente democratizar todo a su paso. Una literatura accesible y a la vez tan lejana como el olimpo mismo. Popular y a la vez elitista. Ser Teillier y a la vez Lihn.

Bolaño escribió siempre con la humildad con la que hubiera escrito jesucristo si jesucristo hubiera alguna vez escrito algo. Suena salamero, irresponsablemente apresurado y quizas hasta mal dicho. Quizás lo sea.
Pero lo innegable es la herencia y la esperanza.

marzo 01, 2007

el hombre de la basura [parte dos]


II.

Luis
Después mi abuelo se enfermó de una enfermedad que nunca supe qué era. De ahí que nunca más vi un rompecabeza en mi vida. La verdad era por que mi tía nunca me quiso contar. Lo único que sabía era que era súper grave, que estaba en la posta, que no le quedaba mucho tiempo, que seguro se iba al cielo, y cuando uno es chico, pucha, se cree todas esas cosas, y fue que cuando estaba tenía como 14 años tuve que dejar de ir a la escuela, por que mi tía no ganaba mucho, en realidad no ganaba nada, y ya no podía mantenernos a mí y a mi hermano, entonces tuve que salir a trabajar, y salí a trabajar con mi hermano, íbamos a Lo valledor y después partíamos al Mercado, y había veces en que nos quedábamos ahí en Estacón Central, mirando cómo se paseaban las niñas de los colegios del sector. En ese tiempo a mi tía se le veía harto por ahí, por Estación Central.


Iba a ver a Romualdito. Esa animita que queda en la calle San Borja y a la que todos le piden favores. Nadie sabe bien quién era Romualdito. De hecho ni mi tía lo sabía bien. Se decía que era un hombre que en realidad se llamaba Romualdo, que tenía como 40 años y que tenía tuberculosis, y que acuchillaron unos ladrones que le trataron de robar. Otros dicen que Romualdito en realidad era un niño, y que unos vagabundos del sector lo violaron, como violan a todos los niños chicos. Mi tía creía en Romualdito. No sabía quién era de verdad, pero creía con firmeza en él, y yo que la veía como lloraba, y la veía como rezaba, también creí que de verdad Romualdito existía y que me podía solucionar mis problemas. Romualdito sufrió, y sufrió en el anonimato de la pobreza, sufrió tanto como pudo sufrir Jesús en la mismísima cruz.

Por eso mi tía le rezaba, y por eso todo el mundo le rezaba y le siguen rezando, y su animita se sigue llenando de gente que cree que la santidad no esta vestida de oro, de gente que cree que los grandes palacios no son nada en comparación a lo que se vive en la pequeña calle San Borja, de gente que cree que la verdadera santidad también puede estar en la basura.