junio 05, 2010

washington cucurto es un copión de diego maquieira

Me han comenzado a tildar de conventillera...

Y ahora van a hablar de mi lo peor,
por que lloro por las noches
y soy escandalosa como una tormenta.
Uso mis vestidos ceñidos
al curpo, a pesar
de mi vejez, de mis cincuenta años.
A medianoche lavo mis cabellos
con champú barato y uso
jabón de glicerina.
Yo que repartí nietos
desde la punta del Canal de Panamá
hasta el estrecho de Magallanes,
sanos y hermosos como un sol.
Y ahora van a decir de mi lo peor.
Por que no les doy cabida
a estos peruanos borrachos y mamertos.
Todavía paso por las noches
con la luz del velador encendida,
¡Y no puedo apagarla! ¡No puedo apagarla!
Yo que he contribuido al bienestar nacional.
Yo que lo hacía por atrás
en el caburete de la Talcahuano,
y una noche defenestré de cuajo
las flores del obelisco,
-las argentusas no entienden lo que es el amor-
y en pleno centro porteño
planté mi bandera.
Yo que lo entregaba con todo el amor,
si se me permite, verdadero amor
de zarrapastrosa sentimental,
tal cual soy.


WASHINGTON CUCURTO,
La Máquina de Hacer Paraguayitos, Eloísa Cartonera, 2005, República de La Boca, Ciudad de Buenos Aires, Pág 21.

el lugar descorrido que hay entre artaud y sarduy

EL ESTATUTO DE FRAGILIDAD QUE RECORRE MI CUERPO SE DISGREGA COMO UN FLUIDO DESORDENADO, ESPASMÓDICO, ANESTÉSICO INCLUSO, A VECES ENCEGUECEDOR, AL PUNTO QUE SOLO VEO PUNTOS, QUE MIS OJOS SE VEN A SÍ MISMOS, MIENTRAS CUAJA DESBORDADO COMO UN RÍO POR CADA PENUMBRA DE MI PIEL AQUELLA RESONANCIA DE UN SONIDO PÉRFIDO QUE NO SANGRA SINO HASTA QUE SE ENCUENTRA CON EL CORTE, ABRUPTO, REFRACTARIO, LLAMÉMOSLO ACÁ UN CORTE SUBVERSIVO, DONDE APARECE, DONDE SE CUELA EL INSTANTE SAGRADO, EL ESPÍRITU DESCORRIDO; HUACHO. EL SIGNO DE NUESTRO ORIGEN, QUE ES TAMBIÉN MARIANO Y MESTIZO. Y VIENE LA SANGRE. GRITANDO DESDE EL MAL USO DE MI INSTRUMENTO, PERO CLARO, A VECES EL GRITO NO BASTA, AUNQUE VIOLENTO EL LADRIDO SOLO ME DAÑA; EL CARRASPEO PARECE UN CHISTE. UN MAL USO POR UN MAL DAÑO. ALLÍ, ADENTRO. ESA ES LA FALLA. ESE ES EL CORTE, LA TORPEZA DE MI CUERPO QUE NO ALCANZA. QUE NO PUEDE SANGRAR. PODRÍA TAJEAR MI CUERPO CON CUCHILLOS RECIÉN AFILADOS, Y AÚN ASÍ NO HABRÍA NADA DE SANGRE QUE DERRAMAR. AHORA LO VEO CON CLARIDAD. LA IMAGEN ES RIDÍCULA Y HASTA CIERTO PUNTO ABSURDA. PERO NO VIENE DE LA PARADOJA. VIENE DE LA MISERIA, DE LO MISERABLE QUE SOMOS LOS QUE CREEMOS EN ALGO. PERO NO SE CONFUNDA: VIVIMOS EN EL ABISMO DE TODOS LOS DÍAS, EN LA COTIDIANA MISERIA DE LOS CUERPOS QUE NO SANGRAN AUNQUE TAJEADOS. LA SANGRE SE NOS SECA POR DENTRO, Y EL RUIDO, EL TEMBLOR QUE NOS SUCUMBE EN SECO ES LA TIERRA. NUEVA INESTABILIDAD QUE VIENE DEL CORTE QUE NO SOMOS NOSOTROS. UN ESPÍRITU QUE ELEVA SU TEMPERATURA HASTA QUE NOS QUEMA DEL ÉXTASIS.

diciembre 29, 2009

BAROQUE BEHAVIOUR de Diego Maquieira

Creo que todo el firmamento de eclipses

se convertirá en un greco en llamas

para nosotros. ¿No lo crees así, Ratz?

La centuria balbucea el fin de la lengua

ya pasó el tiempo para los epicúreos

y hedonistas, para esos vagos y ladrones

y debemos hacer que desaparezcan

Ratz, yo sé dónde están los Harrier sabe

Se lo diré cuando esté revolcándose en el mar

Serán las últimas palabras que escuchará,

No le va a ser tan Bona Palona como antes.

Estoy buscando un rastro para dar como

un infierno con ellos y hacerlos bolsa.

Ratz, nosotros no deberíamos estar

Haciéndonos esto unos a otros. Ya no

Quedamos muchos muñecos culeados

En las radas de los puertos. Y le advenimiento

Los demiurgos van a venir a consolarnos

Van a venir con su infinita belleza.

Ya basta pedazo. Voy a decírselo así

de una vez y no quiero repetirlo.

El trilenio comienza y vamos a poner orden

vamos a acabar con los que siguen invisibles

pero los Harrier no lo ven de ese modo.

Tal vez ellos se crean mejores.

No puedo juzgarlos

pero no quiero que me explique nada

ni quiero que diga nada sobre los Harrier

ni de nadie de mi Condado.

diciembre 24, 2009

POLÍTICAS DE BARRIO II


UNA POBLADORA: Mi marido me dijo, oye Rosa, yo ya no tengo fuerzas. Me quedé sin pega y sin plata. Y el niño que no para de llorar. Tranquilo, le dije. Algo tendremos que hacer. Yo no me voy a rendir, y espero que tu tampoco. No, yo tampoco. Perfecto. Entonces vamos a resistir.
Vamos a resistir como ayer resistió mi madre. Y así lo hicimos.
Hay que ganarse la calle con dignidad, le dije. Si la única micro que pasa por esta comuna, pasa cada media hora, llena hasta la pisadera, a ocho cuadras de la casa, entonces debemos estar preparados. Estábamos todas en la misma.
Las mujeres que ayer solo éramos hijas, hoy éramos hijas y también madres. Oiga vecina, me mira un ratito al Nicolás, que con esta cuestión que le dio al Felipe, ya no tengo con quien dejarlo. No se preocupe vecina, usted tranquilita, que yo me encargo. Pucha vecina, se pasó. No sé cómo darle las gracias. Vaya no más.
Entonces agarré al Felipe, lo arropé bien y me lo llevé en brazos hasta el paradero. Nos subimos como pudimos, nos metimos entre un mar de gente, nadamos tratando de encontrarnos, y un vecino me mira y me da el asiento, y le digo gracias, y sentada espero, y se me va la tarde, y se me va la noche, y esperando se me pasa la vida, y volvemos a la casa cansados, fatigados, -mas bien resignados-, y con mi cabeza pegada a la ventana me quedo un rato sentada, pensando los sueños imposibles, con el Felipe acurrucado entre mis brazos, quizás llorando, quizás durmiendo, quizás sintiendo miedo de la noche que no conoce, y yo pregunto –me pregunto- hasta cuándo va a durar todo esto, hasta cuándo podré soportarlo. Entonces recorro con la mirada las luces fracturadas de la ciudad en la que vivo. /Y veo cómo nuestro futuro se muere en las esquinas /Y veo cómo otros -quizás cuántos- se alimentan de nuestras desgracias. /Y me quedo esperando ingenua la explicación que no llegará. /Y espero y esperando se me pasa la vida.
Pero siento que todo es más simple, y a pesar de que me caiga a pedazos sobre un pedazo de colchón, con el cuerpo destrozado del día y de la noche, aún confío en la gente que vive a mi lado. Y aquí estoy: viva.