octubre 24, 2007

Arquitéctos y Opinólogos

Sobre el artículo publicado en la revista electrónica “Plataforma Urbana” el 14 de Agosto del presente año, bajo el titulo “¿Es que acaso nadie controla a los arquitectos?”de Nicolás Valenzuela L.

El tema de la delincuencia y de la seguridad ciudadana es hoy por hoy de gran contingencia. Mientras políticos, periodistas, y opinólogos de todos las formas y colores hacen estudios y encuestas, y discuten y proponen las formas más eficaces para combatir la delincuencia, siguen existiendo diariamente víctimas de este lamentable flagelo. Pareciera por momentos que todos tienen la razón, que todos concordamos en lo mismo y que la solución es cosa tiempo. Pero nada ocurre. Mucho se habla pero poco se hace.

Ante el fenómeno de la delincuencia, la búsqueda de responsables está a la orden del día. No hay ninguna novedad en eso. Ninguna, hasta que periodistas de televisión hacen caer la responsabilidad nada menos que en los arquitectos. El artículo –escrito por un arquitecto- detalla la nota periodística de la cual se extrae el siguiente diálogo.

-Locutora: Y vamos en directo con nuestro contacto en la comuna de Vitacura, quien nos hablará de los contínuos robos que sufren los pobres habitantes del sector.

-Periodista: Buenos días. Acá podemos ver uno de los edificios de vivienda afectados por la creciente ola de robos que afectan a los vecinos de Vitacura.

(Imágenes de una mujer mostrando como elementos arquitectónicos como balcones, barandas, desagües e incluso las mismas rejas sirven e incluso fomentan que los infames ladrones trepen hacia los departamentos para robar lo que con el esfuerzo de una vida los pobres vecinos han conseguido)


-Periodista: Ahora nos encontramos con el jefe de seguridad ciudadana de la comuna, para conversar sobre estos lamentables sucesos a los que los vecinos ya casi deben acostumbrarse…

-Jefe de seguridad: Buenos días en el estudio.

-Locutora: Buenos días. Necesito hacerle esta pregunta ¿No es posible acaso que alguna norme regule a los arquitectos que diseñan estos edificios inseguros? ¿No es posible evitar que usen esos tipos de adornos, jardineras en los balcones y cosas que fomentan que los ladrones trepen por ellos? ¿Cómo es posible? ¿Es que acaso nadie controla a los arquitectos?

Parece irrisorio y francamente delirante. Suena como un chiste ante el cual es legítimo preguntarse también ¿Es que acaso nadie controla a los periodistas?

Pero mi intención no es dar pié a una crítica al ejercicio del periodismo, ni mucho menos a sus ingeniosas interpretaciones. Pero aún cuando la calidad periodística promedio en Chile raya en la insuficiencia, no es tampoco de esperar que se culpe a los arquitectos por los problemas en seguridad ciudadana. Menos aún, advirtiendo que un problema de éste tipo, no tiene su génesis –ni más faltaba- en la eficacia o deficiencia de un arquitecto.

Es entendible una critica arquitectónica a la regularidad y a la falta de originalidad del actual mercado inmobiliario, pero en términos formales un edificio, o una casa, o un puente, o un estadio, jamás ha de ser fomento para la delincuencia, ni en Chile, ni en ninguna parte del mundo.

Ahora bien ¿Dónde están los arquitectos en todo este entuerto?

Si de algo se caracterizan los arquitectos –o debieran caracterizarse- es la capacidad de entender la ciudad, en tanto es un activo campo de relaciones y de flujos cambiantes, en donde a la par con los cambios sociales, políticos y tecnológicos propios de la modernidad, vienen inevitables problemas que, –como la delincuencia- deben ser resueltos. Los arquitectos no son los llamados a combatir la delincuencia, más no por eso deben ser indiferentes ante el tema.

¿Pero hasta qué punto los arquitectos cumplen un rol activo en la sociedad?

Dentro de las personalidades influyentes en nuestro país difícilmente divisamos un arquitecto. Menos aún un líder de opinión. Me sorprendió enterarme hace unos días, que nunca un arquitecto ha sido ministro de vivienda y urbanismo en todos los años que dicha cartera ha existido. Suena de pero gruyo, pero si nunca un médico hubiera sido ministro de salud, o un economista ministro de hacienda, estaríamos –y con razón- advirtiendo del por qué de los problemas en salud o economía.

El rol del arquitecto es esencial, no solo para la configuración de una cuidad como Santiago –o cualquier otra-, sino también como gestor y participe de los principales cambios sociales que mueven al país. Ser protagonista es algo que hace bastante tiempo se les olvidó a los arquitectos y resulta hoy de vital importancia que la ciudad se piense desde y para el hombre. No desde el lucro o la máquina. No desde grandes rascacielos o mega autopistas. Quizás la idea más eficiente para erradicar la delincuencia, o la pobreza, o la mala educación, no la tenga precisamente un arquitecto, pero la comprensión integral que posee de los problemas sociales y los alcances que estos tienen en la ciudad, es incomparable.


octubre 20, 2007

sonic youth. Incinerate*

I Ripped yr heart out from yr chest
Replaced it with a grenade blast

Incinerate [4x]

Firefighters hose me down
I don't care I'll burn out anyhow
It's 4 alarm girl nothing to see
Hear the sirens come for me

You dosed my soul with gasoline
You flicked a match into my brain

Incinerate [4x]

The firefighters are so nice
I remember you so cold as ice
Now flames are licking at yr feet
Sirens come to put me out of misery

You wave yr torch into my eyes
Flamethrower lover burning mind

Incinerate [8x]




Sonic Youth, Rather Ripped, 2006

octubre 13, 2007

La temperatura en la que arde el papel

Los bomberos no apagan incendios. Se dedican a quemar libros.
Debo ser sincero. No leí el libro aquel. Por el contrario solo recuerdo la película de Truffaut y el rostro hermoso de Julie Christie.
La historia es sencilla y bastante cruda. Pareciera ridícula y un tanto obstinada, pero cuando la ficción nos habla de instancias de totalitarismo e intransigencia cultural, la sombra de la moralina consevadora se hace presente como una larga y inesquiva resaca dominical. Nuestro país, -en donde resulta casi de mal gusto hablar de una conciencia cultural- sabe de órganos moralizadores, de instituciones sacro-santas, e ideologías onanistas que pretenden saber lo que es bueno que leámos, escuchemos y hagamos.
El acto del quemar y el fuego como símbolo de limpieza, es la pureza idealizada que busca la oficialidad y así como resulta indispensable quemar para limpiar, también es necesario matar para sanar.
Tal como en 1984 de Orwell, en Fahrenheit 451 de Ray bradbury lo crudamente fantásioso, resulta método y ley.

Manuscritos

Ya para sus últimos días, y en la más tortuosa de las angustias, Franz Kafka le pide a su amigo Max Brod que se deshaga de sus manuscritos. Que los queme.

Max Brod no lo hace.

octubre 12, 2007

0netti

Este escritor -Juan Carlos Onetti- debiera habitar la posteridad tan solo por una frase arrojada al pasar. La pronunció en madrid cuando le preguntaron por qué no regresaba a su país, Uruguay, si ya había retornado la democracia y lo aguardaban para pasearlo de un homenaje a otro. Él respondió: "No quiero volver a Montevideo por que no quiero ver cómo envejecieron las mujeres que amé". Punto.

octubre 04, 2007

Pérgola santa maria


Las Mujeres que trabajan en la Pérgola a través del tiempo han tenido cambios muy positivos.
Hace sesenta años las mujeres eran en su mayoría analfabetas sin ninguna preparación profesional, lo que no les dejaba ninguna alternativa para mejorar su forma de vida, algunas de éstas mujeres empezaron a vender flores a la orilla del río en tarros y baldes, en poco tiempo la cantidad creció y las autoridades de la época viendo la necesidad de estas esforzadas mujeres que en el invierno se mojaban y entumían de frío y en verano se asaban de calor y sus flores se marchitaban muy rápido lo que hacía que no tuvieran muchas ganancias, que significaba que nunca podrían tener una mejor calidad de vida. Construyeron la que hoy se conoce como Pérgola Santa María, esto cambio la vida de las vendedoras de flores, que ahora pasaron a llamarse "pergoleras " con un local establecido empezó a llegar más clientela y poco a poco la Pérgola se fue haciendo más conocida al ser mejores las ventas pudieron mandar a sus hijos a la escuela y gradualmente fue desapareciendo el analfabetismo, muchos de estos hijos de pergoleras buscaron otros derroteros, pero siempre a través de estos casi cincuenta y cuatro años uno de ellos se quedaba al lado de su madre siguiendo la tradición.
Hoy día todas las pergoleras de menos de cincuenta años tienen escolaridad casi completa y con orgullo algunas tienen hijos universitarios. Pero, para llegar a esto ha sido un sacrificio muy grande debido a nuestra jornada de trabajo de más de dieciséis horas diarias y por las condiciones en que trabajamos, un ambiente muy húmedo lo que afecta nuestra salud, casi todas terminamos con una artrosis en grado muy avanzado, constantemente tenemos resfríos muy severos y muchas nos hemos enfermado de los riñones debido al frío y la humedad. Pero de todas maneras estamos orgullosas de ser pergoleras y amamos nuestra Pérgola y seguimos nuestra tradición y esperamos continuar en el tiempo a pesar de que las autoridades actuales no sean como las de antaño que se preocupaban de las personas.
Nos gustaría que más personas nos conocieran y vieran lo que nosotros hacemos con nuestras flores, que muchos llaman verdaderas obras de arte y nosotras humildemente llamamos nuestro trabajo.