mayo 22, 2009

chao

-puta la wea...
-¿ah?
-nada, olvidalo
-pero dime...
-no, ya da lo mismo.

entonces me quedo en silencio y no digo palabra. rehuyo. me escondo. soy cobarde, me dices en silencio. la verdad no lo dices, pero lo escucho igual. cállate, te digo, y me miras y me preguntas que que onda, que no has dicho nada, y tienes razón, no has dicho nada, soy yo el que escucha puras tonteras donde no existe más que el ruido estúpido de las micros. perdona, te quiero decir, pero no te lo digo, solo te miro tratándo que me entiendas que quiero que me perdones. y me sigues mirando y te tiro un beso, y te digo vámonos lejos, y tu me dices que si y todas esas cosas lindas que parten con un yo también te quiero, y terminan con una mirada de mierda que me dice la cagaste como siempre, filo, te dejo en el metro, y me dices que nos vamos a volver a ver y te digo que claro, que mañana, que la prox semana, que tal vez el otro año, o quizás nunca, jamás, quien sabe. Ya no es mi problema. lo sería si no fuera tan complejo pensar en la solución de todo esto. pero sorry, yo ahora ando en otra, me da lata pensar mucho, hace mal pensar mucho, y yo ya no quiero pensar, quiero hacer, ¿te suena?, espero que si, y te doy un beso de verdad, te miro un rato, y te digo chao, y tu también me dices chao.

mayo 17, 2009

el requiem de los feos

escribo no con menos pena que otras veces, pero si con algo de resignación sobre la muerte de benedetti, que debe ser la muerte que más me ha tocado ultimamente, por lo menos la más cercana, y digo cercana por que aun cuando en mi perra vida lo pude conocer, ha sido con certeza, lo digo, uno de los cuantos amigos de adolescente que tuve, que nunca concocí, pero que me enseñó mucho, incluso más que mis mejores profesores.
ya me había despedido de él años atrás, cuando pensé resignado que cortazar era un conchesumadre, cuando pensé que otros innombrables me habián jodido la cabeza, y creía efectivamente que teniamos que seguir adelante.