febrero 21, 2009

6.


Lo cierto es que luego de lo que pasó con la Daniela, sus amistades cambiaron. Los niños se juntan con los niños y las niñas se juntan con las niñas. Regla de oro para los pendejos de la escuela, que a esa edad, no querían otra cosa más que jugar fútbol. Correr detrás de una pelota en alguna pichanga interminable, de esas que se organizaban en la multicancha de la junta de vecinos y que duraban toda la tarde, hasta cuando ya se iba la luz del día, y entraba la noche, y la multicancha, precaria, en ese tiempo aún sin luz artificial, se transformaba de pronto en un plano sombrío y lleno de oscuridad en donde no se puede ver ni distinguir a nadie, excepto las sombras y los contornos dibujados de los pendejos futboleros. Sus pequeñas siluetas cansadas, bañadas en el sudor luminoso de la penumbra, en donde solo se siente, en donde solo se escucha el sonido de la respiración, ese sonido casi imperceptible del cuerpo en movimiento, el sonido de los cuerpos rozándose, agitados, jadeantes, trémulos, quizás demasiado cansados.

1 comentario:

Luwi y Pedro dijo...

Wena tomy

que volá, como conociste al loco?

no me había avispado de revivir el blog, y no sabia que mierda hacer con las cosas que había escrito XD

en el sur me jugué varias de esas pichangas wn, francamente interminables... y justo a esa hora en que el sol se esconde y queda esa luz azulesca, triste.

está piola esto, sigue publicando po...


PD: Mañana Lunes hay carrete de cumpleaños del Gato, en su casa, ojalá vayas... quiero planear una especie de puesta en escena (ritual) dionisiaca pa recibir a los mechones... :P


Un abrazo