marzo 01, 2007

el hombre de la basura [parte dos]


II.

Luis
Después mi abuelo se enfermó de una enfermedad que nunca supe qué era. De ahí que nunca más vi un rompecabeza en mi vida. La verdad era por que mi tía nunca me quiso contar. Lo único que sabía era que era súper grave, que estaba en la posta, que no le quedaba mucho tiempo, que seguro se iba al cielo, y cuando uno es chico, pucha, se cree todas esas cosas, y fue que cuando estaba tenía como 14 años tuve que dejar de ir a la escuela, por que mi tía no ganaba mucho, en realidad no ganaba nada, y ya no podía mantenernos a mí y a mi hermano, entonces tuve que salir a trabajar, y salí a trabajar con mi hermano, íbamos a Lo valledor y después partíamos al Mercado, y había veces en que nos quedábamos ahí en Estacón Central, mirando cómo se paseaban las niñas de los colegios del sector. En ese tiempo a mi tía se le veía harto por ahí, por Estación Central.


Iba a ver a Romualdito. Esa animita que queda en la calle San Borja y a la que todos le piden favores. Nadie sabe bien quién era Romualdito. De hecho ni mi tía lo sabía bien. Se decía que era un hombre que en realidad se llamaba Romualdo, que tenía como 40 años y que tenía tuberculosis, y que acuchillaron unos ladrones que le trataron de robar. Otros dicen que Romualdito en realidad era un niño, y que unos vagabundos del sector lo violaron, como violan a todos los niños chicos. Mi tía creía en Romualdito. No sabía quién era de verdad, pero creía con firmeza en él, y yo que la veía como lloraba, y la veía como rezaba, también creí que de verdad Romualdito existía y que me podía solucionar mis problemas. Romualdito sufrió, y sufrió en el anonimato de la pobreza, sufrió tanto como pudo sufrir Jesús en la mismísima cruz.

Por eso mi tía le rezaba, y por eso todo el mundo le rezaba y le siguen rezando, y su animita se sigue llenando de gente que cree que la santidad no esta vestida de oro, de gente que cree que los grandes palacios no son nada en comparación a lo que se vive en la pequeña calle San Borja, de gente que cree que la verdadera santidad también puede estar en la basura.


1 comentario:

andrea dijo...

yo no sé si las animitas están en la basura, o las animitas llenas de basura...



hombre y mujer de basural
hombre mugriento
te quiero po oye.